Sencillez
- LaNinfaDelAgua
- 7 oct 2021
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 14 abr
El bosque estaba ahí, esperando su llegada. El río, que siempre bajaba desafiante, parecía susurrar baladas a las copas de los árboles que danzaban al ritmo de su corriente. La luna coronaba la ardua montaña desde el cielo, haciéndola parecer algodón dulce, y el silencio de la noche parecía colarse a través de la piel.
Todo estaba listo. Solo faltaba ella.
Las hojas secas del camino comenzaron a crujir, y la naturaleza misma se estremeció. Estaba cerca.
Descalza y envuelta solo por la oscuridad, se sentó en aquella roca que la acogió mejor que cualquier colchón. Con los ojos aún abiertos, comenzó a soñar.

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