
Cuando volvamos a estar a oscuras
- LaNinfaDelAgua

- 1 oct
- 1 Min. de lectura
¿Y después de tantos años, cómo supiste quién eras?
Para, para, para. Aún no sé quién soy. Sé quién soy ahora, hoy. Si echo la vista atrás, sé que soy la suma de mis decisiones, sobre todo de las malas. Soy una parte del puzle al que sigo buscándole la pieza del medio.
Recuerdo cuando soñaba con tener alas. Esa niña con un millón de complejos que parecían insuperables, que se refugiaba en los libros de poesía, ya que ahí todo tenía sentido. Todo fluía, con esa musicalidad que resonaba en mi cabeza, tapando el ruido de mis —ahora ya no tan graves— “problemas”. Los kilos de más, los amigos de menos, las disfuncionalidades familiares, las responsabilidades que no tocaban para mi edad pero que había que asumir, los esfuerzos por encajar...
Encajar los golpes, los goles, las galas que nunca eran mías; la palmada en la espalda, las balas, las salas vacías, las rayas que algún día... que algún día me harían volar por los aires. Volar por dentro, por fuera estrellarme. Llenarme de sangre, llorar a la mañana siguiente la “fiesta” de la noche de antes. Arrastrarme, tatuarme, cagarme en todo, beber agua y levantarme, sin ganas. Sin hambre. Con más miedos que antes, pero sin más posibilidades. Sin dinero, con culpa, sin calma, con las mismas dudas.
¿Que cómo supe quién soy?
Mejor pregúntamelo luego, cuando volvamos a estar a oscuras.



Comentarios