
Fragmentos de un grito silenciado
- LaNinfaDelAgua
- 23 jun
- 1 Min. de lectura
La presión crecía en mi garganta con cada palabra que tenía que callar.
Los ojos, cada vez más cansados y tristes, emanaban lágrimas que ya no sabían ni dónde desembocar.
Blanco, ruido, pedazos.
El cuerpo temblaba, pidiendo auxilio, suplicando clemencia a esa mente enfadada, rota, totalmente desbordada, que se ahogaba.
Se ahogaba en la nada, en el todo, en los gritos, en el pasado, en el silencio…
Las manos querían agarrarse, aferrarse a la vida, pero era tan fuerte el temblor que estaban al borde de la caída.
De un abismo tan oscuro que asustaba, entumeciéndome y engatusándome, mirándome seductor con la frialdad de quien no tiene nada que perder.
Duele, late, duele más que late.
¿Y si deja de latir?
Quizá deje de doler.
Comments