Oro parace

Oro parece...

A veces me siento vacía. Siento que el mundo me absorbe, que no soy capaz de gestionar todo lo que me envuelve y que no tiene ningún sentido la existencia de este modo. Me siento insuficiente, estúpida y, en lo más banal, no consigo ver ningún atractivo en mí.

Comienzo a fustigarme y maltratarme. Me insulto, abandono mi cuidado personal, me encierro en mis pensamientos y bloqueo el núcleo social al mínimo, para evitar que alguien me pregunte si estoy bien y no saber cómo explicar que no lo estoy, y que no hay ningún motivo o razón para sentirme así.

Esto hace que mi alma se oscurezca y que el nudo en mi garganta cada vez sea más doloroso, hasta el punto de que la ansiedad no me deja respirar y siento que en cualquier momento voy a desvanecerme.

Soy una persona bastante exigente; no me permito fallar. Y cuando lo hago, la culpa se apodera de mi cabeza como si el resto del universo jamás pudiera perdonar mi error, aún siendo la mayoría de las veces pequeños detalles con soluciones sencillas.

Trabajo mucho mi bienestar emocional, pero aún estoy en el camino. Eso hace que, cuando estos pensamientos vienen a mí, sienta que por mucho que me esfuerce, no voy a poder salir de ellos nunca. Pero ahora tengo las herramientas para parar, tomar consciencia y saber que puedo frenar el bucle, como he hecho en ocasiones anteriores.

Poco a poco, los períodos de niebla, como me gusta llamarlos (aunque creo que nunca lo he manifestado en voz alta), van siendo más cortos, gracias a ese trabajo personal. Pero aún duelen como la quemadura de un cigarrillo y tengo que seguir dándoles la importancia que se merecen, que me merezco.

Y ahora, estoy ahí. Seguiré echando vaselina en la herida hasta que cure. Y no, no me ha pasado nada. Solo me siento así, y está bien.

Quería compartir esto, no por aceptación, aprobación o consuelo, sino por si alguien está pasando por esto, con o sin motivo aparente, recurrentemente o por primera vez, que pueda sentirse reflejado en esta reflexión personal y le ayude a darse cuenta de que, como todo en la vida, es una mera transición hacia el bienestar. De que no todo es lo que parece y de que detrás de una sonrisa puede haber un vacío que hay que trabajar y cuidar desde dentro, empezando por darnos mucho amor. Amor propio.

...plátano es.

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